Crisis y Castigo

En estos tiempos de desaceleración económica, muchos países en desarrollo tienen la oportunidad histórica de tomar el control de su destino. Dicho control se hace a través de impulsar la economía interna de dichas naciones.

En México, a pesar de que contamos con indicadores macroeconómicos envidiables por una parte de las naciones industrializadas, en el día a día crece entre la gente la percepción de que las cosas apuntan a una crisis como aquellas que recuerdan nuestros padres o de la que apenas se pueden acordar aquellos que están egresando planteles educativos de nivel medio superior y superior.

Desafortunadamente muchos gobiernos locales han hecho poco por remediar dicha situación y son promotores de la "changarrización" como diría el expresidente Vicente Fox. Desafortunadamente porque ese tipo de filosofía lo único a lo que tiende es a repartir más el pastel de la economía. La idea del puesto de jugos o licuados, la tienda de omnilife en la puerta de cada casa lo único que genera es que el grupo de clientes o potenciales compradores se reparta más y más, llegando al punto de no hacer redituable dichos establecimientos (por cierto irregulares).

La falta de visión o la falta de empeño de dichos gobiernos por atraer inversión que genere empleos de calidad ha propiciado este tipo de actividades, y por tanto, una manera de ver la vida en la cual las ilusiones y las aspiraciones de la gente no son propias para un país que quiera mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Generar empleos por generar es una aberración que muchos gobernantes emplean para poder enaltecer sus logros, citar cifras en informes de actividades no acerca más a un gobierno a conseguir las promesas de campaña o a cumplir metas concretas. Un gobierno puede hablar de invertir muchos millones de pesos para seguridad y obras públicas, pero eso no es sinónimo de dar cobertura a noventa y ocho de cada cien habitantes de servicios básicos. Se puede argumentar que se realizó la inversión más alta en educación de todos los tiempos, pero eso no quiere decir que nuestros alumnos sean los mejores del continente ni que la cobertura educativa es de nueve de cada diez niños en edad escolar.

Mucha parte de esta manía por las cifras, es bajo el precepto de que "los números no mienten". Sin empbargo, es muy importante saber y tomar en cuenta que los números sólo son números, estarán siempre sujetos al uso que se les dé y de quién los utilice.


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